El misionero claretiano Pere Casaldàliga ha recibido este martes la Medalla de la Ciudad de Sabadell al mérito ciudadano, a título póstumo. Un reconocimiento que llega pocos meses después de su muerte en Brasil, donde fue obispo de São Félix do Araguaia. El provincial Ricard Costa-Jussà se ha hecho presente en representación de toda la familia claretiana. El padre abad de Montserrat, Josep Maria Soler, que fue discípulo de Casaldàliga en su juventud, ha glosado la figura del obispo Pedro. La alcaldesa, Marta Farrés, ha presidido el acto y es quien ha entregado la medalla a Glòria Casaldàliga, sobrina del obispo. La entrega se ha celebrado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Sabadell.
Desde un inicio Soler, como discípulo del obispo, se ha referido a Casaldàliga como «catalán universal». El abad ha insistido en el significado de Sabadell para el misionero claretiano: «Sabadell no fue un destino más, fue su primer amor, la primera forja en muchos aspectos de la vida«. En su intervención ha recordado la vida sabadellense de Casaldàliga. Llegó con 24 años después de la ordenación. La ciudad fue el lugar de sus primeras experiencias con una realidad social dura que tocaba directamente por primera vez. Según Soler, los seis años que pasó en la Sabadell de las fábricas, de las barracas y los jóvenes aprendices, le marcaron para toda la vida. «Sin las experiencias en Sabadell, sus causas habrían tenido una dimensión diferente» ha dicho. Estas experiencias iniciales se desplegaron con eco internacional en Brasil, en la defensa de los indígenas y la denuncia de los poderes opresores.
El abad de Montserrat ha destacado la actividad del obispo como maestro en el Colegio Corazón de María, el actual Claret de Sabadell. «Era realmente un maestro, un testigo que con la vida y la palabra enseñó a vivir e ir a fondo», recordó. También ha explicado el impacto que sentían los alumnos «por su sencillez, por su deseo de vivir con simplicidad, por su trato atento y por su respeto a pesar de ser adolescentes de primera hora». También se ha referido a su trabajo por los inmigrantes en la medida de sus posibilidades.
Farrés ha comenzado el acto destacando la importancia de la distinción a Pere Casaldàliga. «Es un reconocimiento como referente en la defensa y lucha por los derechos a las personas, especialmente para las personas más débiles y desfavorecidas». La alcaldesa también ha remarcado los valores que representa el obispo: «es un símbolo de solidaridad, de ayuda a los demás y de compromiso». Ha asegurado que «nos gusta mucho, como Sabadell, que estos valores vayan ligados a nuestra ciudad».
El acto también ha contado con la participación del primer teniente de alcaldesa de presidencia y derechos sociales y el juez instructor del expediente, Pol Gibert, y del secretario general del Ayuntamiento de Sabadell, David Cabezuelo.
Con motivo de la entrega de la medalla, Radio Sabadell ha entrevistado este martes por la mañana el provincial de los claretianos de San Pablo, Ricard Costa-Jussà. El padre Ricard explicó como el Sabadell industrial de los años 50 abrió la inquietud del obispo para atender a la gente y acoger a las personas: